David, en los Salmos dice, «ora por la paz de Jerusalén: prosperen los que te aman” (Salmos 122:6).
La verdadera paz y la restauración de Israel llegarán un día por medio del Señor Jesucristo (Zacarías 12:10; Romanos. 11:26). Como ministros del evangelio, nos aferramos a esa esperanza futura. Aun así, entendemos que no debemos estar ociosos mientras esperamos aquel día. La reconciliación entre Dios y el hombre, ya sea judío o gentil, se obtiene al escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17).